dijous, 31 de gener del 2013

L’APCA lamenta l’atac desmesurat de l’executiva del PS contra la professió periodística


Arran les declaracions efectuades des de l’executiva del Partit Socialdemòcrata en relació a les informacions publicades sobre la detenció del seu secretari d’organització i conseller de comú, la majoria de la junta directiva de l’Associació de professionals de la comunicació d’Andorra (APCA) vol manifestar el següent:

-        Constatar que un càrrec electe que ha jurat complir i fer complir les lleis es deu a la ciutadania, té una projecció pública i per tant és d’interès general el coneixement públic de la seva presumpta implicació en un afer delictiu.

-       Assegurar que el conjunt de mitjans de comunicació del país s’ha limitat a constatar uns fets sense vulnerar cap dret fonamental, respectant el codi deontològic en vigor a Andorra així com les normatives legals vigents

-       Lamentar els atacs directes contra la professió periodística efectuats pel conjunt de l’executiva del Partit Socialdemòcrata en tant que obeeix a una clara voluntat de desviar l’atenció del problema real com és la presumpta implicació d’un càrrec electe del seu partit en un afer delictiu.



La majoria de la junta de l’APCA conclou que si alguna persona o entitat considera que ha d’emprendre accions legals està en el seu dret de fer-ho.




La Majoria de la Junta Gestora de l’APCA
(Marc Segalés, Cristina Orduña, Gualbert Osorio, Noemí Rodríguez, Marisol Fuentes, Marta Tort, Anna Pifarré)

dilluns, 28 de gener del 2013

Interessant article publicat a ElDiario.es sobre el futur de la premsa escrita


Interessant article publicat el 27 de gener de 2013 a ElDiario.es sobre l'anomenada "crisi del paper" o de la premsa escrita tradicional. Reflexions importants que des de l'APCA també volem compartir.

La economía de la prensa y el malentendido de Internet

Redacción de la revista Alternativas Económicas
Redacción de la revista Alternativas Económicas
Que la prensa y su modelo de negocio tradicional están en crisis es algo tan obvio que nadie puede discutirlo sin pasar por loco.
Y sin embargo, hay mucho que discutir.
Las premisas que interesadamente han asumido como dogmas la mayoría de gestores de los medios, como la forma más sencilla de ocultar sus propios errores, es que Internet amenaza de muerte los medios tradicionales. Y quizá es verdad, pero en un sentido muy distinto al que suele asumirse: el gran problema no es el papel, sino la publicidad.
El modelo de negocio sobre el que durante décadas se ha sustentado la prensa descansaba sobre todo en tarifas publicitarias hinchadísimas, que probablemente tenían sentido en la medida en que la prensa era el filtro por el que había que pasar para difundir cualquier mensaje. Las redes sociales hacen añicos estas bases: a través de Twitter, Facebook y otras nuevas herramientas, incluida la web, pueden montarse grandes campañas publicitarias a coste cero. Sigue teniendo sentido anunciarse en un periódico, pero ya no tanto pagar esas tarifas hinchadas sobre las que se construía todo el modelo. Aunque amaine la crisis, esas tarifas no volverán.
Esto tiene que ver con Internet, naturalmente, pero con las lecciones contrarias a las que han extraído la mayoría de gestores de medios y los gurús que les rodean. Presos del pánico, los medios empezaron a regalar su contenido en la red, con lo que han estado empujando a sus lectores a dejar de comprar lo que ahora se regala. Es como dispararse en el pie: cuando una de las dos patas sobre las que se sustenta el negocio –la publicidad—se hunde, la respuesta lleva a  alentar la caída simultánea de la otra (regalando los contenidos por los que aún cobran). 
La justificación ante un comportamiento tan irracional suele ser el sostenido declive de las ventas de diarios y revistas, del que los gurús extraen la conclusión inevitable de que el papel está condenado a desaparecer.
Pero incluso este declive –indiscutible—merece una segunda lectura. Durante el auge del modelo ahora en crisis, sostenido por la burbuja publicitaria, todos los periódicos también hincharon artificialmente sus tiradas con promociones e incluso con decenas de miles de ejemplares regalados. El fin no era encontrar lectores de diarios, sino aumentar la tirada para poder subir las tarifas publicitarias, la madre del cordero del modelo.
Con el estallido de la burbuja publicitaria, esta práctica se cortó en seco porque imprimir de más dejó de ser negocio y se transformó en gasto. Y como estamos hablando de decenas de miles de ejemplares, la purga en la tirada acrecentó la sensación de desplome de la venta de diarios.
La caída de lectores dispuestos a comprar un diario existe, pero es menor de lo que parecen sugerir las caídas oficiales de ventas.
Una forma más atinada de acercarse al problema del modelo de negocio de la prensa sería estudiar la evolución de los ingresos por venta de ejemplares y por publicidad.
El último ‘Libro blanco de la prensa diaria’, editado por la patronal, registra que los ingresos por venta de ejemplares del sector pasaron de los 1.300 millones de euros de 2007 a los 1.035 de 2011, lo que supone una caída del 20%. Es mucho, pero por el camino cerraron también varios diarios. Y la cifra parece hasta ridícula si se compara con el hundimiento en el mismo periodo de los ingresos por publicidad, que pasaron de 1.461 a 782 millones: una caída del 46% en sólo cuatro años.
Si por la caída que acumulan los diarios de papel ya los dan por enterrados, ¿no habría que enterrar mucho más deprisa a los medios que dependen por completo de la publicidad?
Ante este panorama, parecería razonable que la mejor forma de preservar el periodismo independiente fuera alejarlo de la enorme dependencia de la publicidad, que además suele llevar aparejada costosas facturas en términos periodísticos. Pero para ello se necesita una comunidad de lectores dispuestos a pagar por información propia e independiente.
En Francia, la situación de los medios tradicionales es tan catastrófica como en todo el mundo. Pero algunos de los medios cuya dependencia de la publicidad es mucho menor están pasando por un gran momento. El satírico ‘Le Canard Enchainé’, cargado de exclusivas serias, vende 500.000 ejemplares cada semana y gana cuatro millones al año sin absolutamente ninguna publicidad; Mediapart, diario de Internet con 60.000 suscriptores de pago, acaba de cerrar su primer ejercicio en beneficios; la revista ‘XXI’, de grandes reportajes que lindan con la literatura, se ha convertido en un fenómeno y rentable, y ‘Alternatives Economiques’ rompió su récord de ventas –desde hace años por encima de los 100.000 ejemplares—y se mantiene en beneficios y sin deudas pese a que la facturación publicitaria raramente supera el 10% de sus ingresos.
España suele despertar tarde, pero todo esto está llegando aquí también: el satírico ‘ Mongolia’, que acumula ya 10 números en la calle con una tirada mensual de 40.000 ejemplares; eldiario.es –con un modelo mixto entre publicidad y socios--; Materia, con un modelo que imita ProPublica (EEUU), basado en patrocinios y filantropía; el inminente InfoLibre –asociado a la citada Mediapart--, ‘Líbero’, ‘ La Marea’, ‘JotDown’…
Y, naturalmente, la revista Alternativas Económicas, que llegará al quiosco en febrero dirigida por Andreu Missé, ex subdirector de EL PAIS, con el objetivo de replicar el modelo francés y construir una red de suscriptores –en Francia cuentan con 80.000-- que la hagan sostenible.
En realidad, el debate entre papel e Internet  casi es lo de menos: lo importante es que el periodismo no dependa sólo del Ibex 35.


dimecres, 2 de gener del 2013

Periodistes en crisi


Un cop hem arribat a aquestes alçades del sarau, dir que l'orquestra desafina és tan obvi que a ningú no li interessa. Hem arribat al punt que hores d’ara ja hem trobat tantes solucions com interlocutors. Tots tenim un amic o un familiar especialista en temes econòmics i per tant , amb alguna cosa que dir, però el pitjor de tot, és que, hores d'ara, si no tots, sí una gran majoria de nosaltres hem començat a notar les urpades d'aquesta desagradable situació que es va desenvolupar,  possiblement, després d'un llarg període de desenfrè politic i economic.

            Tot això, per concloure que el sector professional de la comunicació, està sent engolit per un remolí que xucla esperances i il·lusions.

            Els periodistes, juntament amb altres professionals universitaris, com els docents, els filòsofs o els filòlegs, sempre ens hem mogut en la taula baixa del reconeixement salarial. Aquella dita que diu que  “passa mes gana que un mestre d'escola” no és una exclamació, és el reflex d'una realitat que no ha canviat gaire amb el pas del temps.

            Més afortunats van ser els que van poder entrar en el sector públic, que no és que pagués molt millor.  No, simplement garantia l'agònic salari. En el periodisme, molts vàrem ser els cridats, però molt pocs els escollits. La majoria, com a professionals de la comunicació i únics coneixedors i estudiosos del tractament de la informació, hem pogut anar treballant i tirar endavant amb les nostres penes i glòries.

            El periodista com a treballador per compte aliè ha de complir  com qualsevol altre “*currant” i ja sap des del primer moment, que la seva misió és estructurar professionalment el món de la informació mitjançant una comunicació professional, contrastada i elaborada perquè el públic en general pugui estar degudament informat.

            Això no treu que -com qualsevol altra feina- estigui oberta a la crítica i a la seva desaprovació. El periodista no té ni la veritat absoluta, ni la relativa. Té el desig de desenvolupar els seus coneixements per exercitar la informació lliure, plural, democràtica i universal i aconseguir que l'empresa per a la qual treballa, aconsegueixi una credibilitat i reconeixement que li permeti ser valorada i  pugui funcionar durant molts anys.

            L'empresari editor, en moltes ocasions desconeix el món de la comunicació. És normal. De la mateixa manera que un hospital pot ser propietat d'un neòfit de la medicina però estar dirigit per bons professionals, un diari pot pertànyer a un grup aliè al món de la comunicació. En tots dos casos l'èxit vindrà pel camí que marqui el professional, deixant molt clar que el promotor , si no és mèdic no podrà exercir de galè, ni l'empresari editor  ho podrà fer de periodista.

            A Andorra, les primeres passes en el món de la comunicació es van fer a finals del segle XIX, si bé el seu desenvolupament no va començar fins a principis del segle XX i fins a la guerra civil espanyola. Després, silenci. Fins el naixement de dos grans monstres de la comunicació com van ser  Ràdio Andorra i Sud Ràdio i petites aparicions fins els anys 70 quan van sorgir nombroses revistes i diaris amb més o menys fortuna. La premsa es va consolidar en la dècada dels 90 i va ser la Televisió Nacional,   la que va completar el pastís comunicatiu. L'aparició d'internet ens ha revolucionat com a tot el món, però demostra  que mentre Internet s'ha convertit en –possiblement- el millor mitjà de comunicació, és també el pitjor sistema d'informació. A la xarxa hi ha un  important volum d'informació no tractada, no contrastada i -el que és pitjor- un  immens femer d'anònims. Tots els ingredients que invaliden la qualificació d'informació seriosa, veraç i professional.

            Tot això demostra que la informació i els mitjans de comunicació necessiten, ara més que mai, professionals que tirin fort del carro, en un moment que ells són molt conscients, que el camí és difícil, que la situació és de gran crisi i que la lluita serà dura i sense treva. En aquest moment és quan els editors o propietaris dels mitjans de comunicació han de reflexionar sobre la necessitat de la bona entesa entre empresa i professionals. El més fàcil és reduir despeses reduint producció i eliminant productors; és a dir, creant un abisme cap al no-res .

            Des d'aquí, la petició i el desig que els grups editors que hi ha al Principat d'Andorra, facin un esforç i que no pensin en el periodista com un llast en el seu vaixell informatiu. És ara quan tots han de fer l'impossible per mantenir-se units lluitant amb totes les seves forces contra aquesta maleïda crisi que ens assota amb la ràbia d'una mala grip i amb conseqüències letals en el cas d'una mala praxis.

Gualbert Osorio
Periodista 
Associació de Professionals de la
Comunicació d'Andorra